Cómo disfrutar del vino desde la primera copa: guía para principiantes
¿Recuerdas la primera vez que probaste vino? Probablemente no te gustó nada. Esa sensación de acidez y astringencia que te dejó la lengua como la de un gatito puede resultar un poco chocante para quienes no están acostumbrados. Pero no te preocupes, eso es completamente normal.
Si quieres adentrarte en el mundo del vino y realmente disfrutarlo, lo mejor es empezar con vinos suaves, con baja graduación alcohólica y un toque de dulzor que suavice esa sensación áspera inicial. Los vinos frizzantes como El Novio Perfecto y La Novia Ideal, con un ligero toque de burbuja y frescura, son ideales para esto, especialmente en verano. Son refrescantes, fáciles de beber y perfectos para cualquier ocasión: una cena, una comida informal o una visita a casa de amigos.
¿Qué vino blanco elegir para empezar?
Si buscas comprar vino blanco clásico y seguro, los blancos de la variedad Verdejo son una excelente opción. Te recomendamos el Gilda por su excelente relación calidad-precio. Es un tipo de vino fresco, aromático y con un punto justo de acidez que lo hace muy agradable para quienes se inician en el vino. Otro blanco que nunca falla es el Albariño, conocido por su elegancia y sabor afrutado que conquista paladares nuevos y experimentados por igual. El Bicos es el gran anfitrión en cualquier reunión entorno a una mesa.
¿Por qué elegir vinos con baja graduación y un poco de azúcar?
El vino blanco suele tener una acidez más marcada que el tinto, y si además es seco y con alto contenido alcohólico, puede resultar demasiado intenso para principiantes. Los vinos con un poco más de azúcar residual y menos alcohol equilibran esa acidez y hacen que la experiencia sea más placentera y fácil de disfrutar.
¿Quieres sorprender en tu próxima comida?
Si quieres darle un toque de sofisticación a tu mesa sin complicarte, un verdejo o albariño bien frío son apuestas seguras que encajan con casi cualquier plato: pescados, mariscos, ensaladas o incluso platos ligeros de pasta. Además, los vinos frizzantes aportan un aire festivo y desenfadado, ideales para momentos de celebración o para acompañar tapas y aperitivos.
Evita empezar con…
Variedades muy conocidas de uva como la Cabernet Sauvignon, Monastrell, Bobal o Syrah suelen ofrecer vinos más potentes, con mayor cuerpo y acidez, que pueden resultar demasiado intensos para quienes se están iniciando en el mundo del vino. Mejor déjalos para cuando tu paladar esté más acostumbrado y puedas apreciarlos en toda su complejidad. En cualquier caso, si quieres vivir al límite, te aconsejamos que pruebes con el vino Las Parvas, de la DO Toro o el Tinto de Luna, una maravilla de una pequeña bodega valenciana que nos encanta cómo trabaja esta uva.
En resumen
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Empieza con vinos blancos frescos, poco alcohólicos y con un toque de dulzor, como los frizzantes.
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Verdejo y Albariño son tus mejores aliados para iniciarte y acertar siempre.
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Disfruta el vino blanco bien frío, perfecto para el verano y para acompañar comidas ligeras. El vino tinto también se pone en nevera cuando llega el calor. Simplemente, sácalo 30 minutos antes de servir y estará a la temperatura perfecta.
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Evita vinos demasiado secos o con alta graduación al principio para no saturar tu paladar.
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¡Brinda por nuevos comienzos y por descubrir el placer del vino blanco!